El ser humano se las ha ingeniado para buscar nuevas formas de energía desde tiempos inmemoriables. Actualmente siguen siendo los combustibles fósiles los que reinan y mueven el motor de la economía mundial. Sin embargo, todos sabemos ya de sobra los perjuicios que este tipo de fuentes de energía provocan sobre el medio ambiente: emisiones de CO2, efecto invernadero y calentamiento global. Ahora ha llegado una nueva forma de energía revolucionaria, aquí te lo contamos.
En los recientes cumbres del clima, como la cumbre de París 2015, el conjunto de países de nuestro planeta, se está tomando mucho más en serio esta seria amenaza. Países como EE.UU, Rusia, o China, son cada vez más presionados para que tomen medidas encaminados a la reducción de emisiones de estos gases contaminantes derivados de los combustibles fósiles.
En este contexto además de las típicas energías renovables que todos conocemos ya, como por ejemplo la eólica o la solar, está apareciendo con gran fuerza un nuevo sistema radicalmente más eficiente denominado CETO.
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Esta tecnología está desarrollada por una compañía australiana llamada Carnegie, y consiste en aprovechar la energía derivada del movimiento de los océanos, es decir transforma esta energía en electricidad. El sistema se ayuda en una serie de boyas submarinas ancladas en el fondo del mar mediante unos cables, que al realizar movimientos de arriba a abajo por el efecto del movimiento del mar, activan unas bombas de agua.
Estas bombas desplazan el agua a través de unas tuberías que se conectan con una estación en la costa. Allí el agua bajo presión acciona una turbina hidroeléctrica y voilà!! Ya tenemos energía eléctrica.
Carnegie también comenta que la energía hidroeléctrica puede hacer funcionar una planta de ósmosis inversa, y así de esta manera poder obtener agua potable a partir del agua marina.
Además afirman que las boyas tienen un impacto visual y ambiental muy reducido en comparación con la energía solar y eólica, pues éstas están bajo el mar, donde no se ven, y funcionan como un arrecife artificial donde las especies aumentaban de media de 7 a 27, albergando todo tipo de vida marina alrededor de estos aparatos.
Innovación al servicio del medio ambiente
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